La independencia energética es algo a lo que debiéramos aspirar todas las personas. Esto es algo que años atrás era impensable, pero hoy en día, es la solución más económica viviendo en el campo. Cuando se plantaron los árboles, sobre el año 2008, antes de que hubiera nada en la finca, se montó un sistema de riego por goteo que utilizaba una bomba sumergida para la extracción de agua de un pozo de sondeo y un grupo de presión para regar en las zonas en las que el desnivel no era el suficiente. A estas dos bombas se les suministró electricidad con un grupo electrógeno a gasoil de 22 cva. que arrancaba unas 3 horas al día.
Cuando nos planteamos asentarnos en la finca hicimos la consulta de cuánto costaría conectarnos a la red eléctrica, a una instalación aérea de media tensión que pasaba por delante de nuestra puerta de entrada. Nuestra sorpresa fue saber que para hacerlo, teníamos que hacer un proyecto civil que ascendía a una inversión de unos 25.000€ más un derecho de enganche que había que pagar de otros 15.000€ aproximadamente al dueño de la línea eléctrica, aparte de pagar todos los meses por el consumo ¡Menuda pasada tener electricidad!

Así que nos olvidamos de eso y nos enfocamos en satisfacer nuestras necesidades eléctricas con energía solar. Para ello montamos inicialmente, por lado, un bombeo solar de 4,4 kwh (un sistema de placas con inversor que no acumula energía, solo la entrega cuando hay sol, ideal para el riego en verano) y por el otro, un sistema solar autónomo de 2,8 kwh con baterías de plomo. Con esto suministramos a la primera vivienda que construimos, “la casa de paja” y al grupo de presión del riego. Y por último, hemos instalado otra captación solar, ésta de vez de 10 kwh con baterías de litio. Esta última instalación está pensada para el incremento de necesidades que vamos a tener con las actividades futuras y la posibilidad de tener vehículos eléctricos. Nuestra idea de futuro es que tanto las necesidades de infraestructura como las de movilidad, se pudieran realizar todas con la energía que captamos del sol, ¡una independencia energética total! con una inversión de aproximadamente la mitad de lo que nos costaba exclusivamente conectarnos a la red.